La localidad forma parte de una de las 16 rutas propuestas para viajar sin prisa y contemplando el paisaje recorriendo espectaculares rincones de Aragón como el Museo de la Mina de Mequinenza
“Slow driving” Aragón es una iniciativa de Turismo de Aragón donde se propone al viajero hasta 16 rutas diferentes por territorio aragonés para disfrutar, no sólo del destino sino también del trayecto por carreteras secundarias, disfrutando de la conducción y del paisaje. Una propuesta que Aragón promocionó en la pasada Feria Internacional de Turismo de Madrid (FITUR) como una de las novedades turísticas de la comunidad.
Entre las localidades por las que discurren estas rutas se encuentra Mequinenza, en concreto en la denominada “Ruta del Ebro, Goya y vestigios de la Guerra”. Un recorrido que comienza en Fuendetodos y el Campo de Belchite, para continuar, acompañando al río Ebro, desde la localidad de Quinto hasta Mequinenza.
En total una distancia de 212 kilómetros que se recomienda recorrer en tres etapas, Fuendetodos-Quinto, Quinto-Monasterio de Rueda-Caspe y Caspe-Mequinenza, para disfrutar “sin prisas” de los atractivos de las localidades por donde discurre.
Mequinenza ofrece al viajero su rico entorno natural con el “Aiguabarreig”, la confluencia de los ríos Cinca, Segre y Ebro, como un referente para los amantes del “birdwatching”, la observación de aves, al que hay que sumar el creciente interés por las rutas senderistas, ligadas a la floración de frutales, o de BTT y las grandes masas de agua que bañan el municipio, con los embalses de Ribarroja y Mequinenza, ideales para la práctica de deportes náuticos y de la pesca deportiva y que son escenario de diversas competiciones de remo, piragüismo o triatlón.
La oferta se completa con el patrimonio histórico, con la posibilidad de visitar el Castillo de Mequinenza (propiedad de la Fundación ENDESA), cultural, con los Museos de Mequinenza, y literario, ligado a la figura del universal escritor de la localidad Jesús Moncada autor de obras como “Camí de Sirga” que retrató en sus novelas el “Poble Vell”. Se trata del antiguo núcleo, destruido por la construcción del embalse de Ribarroja, del que se conserva el trazado de sus calles que vuelven a la vida con la celebración, cada año, de “Sant Jordi al Poble Vell” coincidiendo con el Día de Aragón.
Es visita obligada el Museo de la Mina, donde se conservan 150 años de historia de la explotación del carbón en la cuenca minera y los vestigios del patrimonio industrial de la localidad entre los que se encuentra el “Camí de sirga”, una forma única y singular de transportar el carbón a través de los ríos. Un recorrido por una galería minera real de más de un kilómetro, totalmente accesible, en la que se puede experimentar, en primera persona, el duro oficio del minero.