Como marca la tradición la Banda de Cornetas y Tambores de la Cofradía de Santa Agatoclia ha sido la encargada, a primera hora de la mañana, de despertar a los mequinenzanos o bien de llevarlos de regreso a sus hogares con la diana floreada en el día de Santa Agatoclia, patrona de Mequinenza. El acto central de la celebración se ha llevado en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en el día en el que se cumplía el 50 aniversario de la consagración del templo tras su traslado del desaparecido Poble Vell, el antiguo núcleo urbano de la localidad, por la construcción del embalse de Riba-roja.

La celebración ha modificado su transcurrir habitual y ha arrancado con la procesión de la imagen de la Santa por las calles de la localidad encabezada Carlos Escribano, arzobispo de Zaragoza, los “Mequinensans i Mequinensanes”, Antonio Sanjuán, alcalde de Mequinenza, y el resto de la corporación. Escribano ha oficiado la misa cantada por el Coro de Mequinenza acompañado por el recién nombrado  vicario episcopal de la Vicaría V William de Jesús Otálvaro y de Carlos Ariza Párroco de la localidad. Para cerrar el acto religioso se ha realizado la ofrenda floral y el reparto de “coques beneïdes”.

EL arzobispo de Zaragoza, en su homilía, se ha referido a la fiesta como “una oportunidad para construir una sociedad más fraterna y más justa en la que podamos disfrutar de aquello que hemos recibido de nuestros mayores”, a Santa Agatoclia, la patrona, “nuestra protectora, que perdonó a los que le infringieron ese castigo” y a la 50 aniversario de la consagración de la Iglesia recordando a todos los que han pasado por el templo “pero no olvidéis que los más importante de cualquier comunidad y cualquier templo son las piedras vivas, somos nosotros”.