“Ars longa, vita brevis”, la Orquesta Municipal de Música de Mequinenza ofreció un emotivo y breve viaje a lo largo 5 siglos de historia de la música

En el recital se estrenó una pieza descubierta el año pasado y escrita por Mozart a los 8 años, la Serenata Nocturna K. 648, que sonó por primera vez en público en Mequinenza, Aragón y probablemente en España.

Bajo el sugerente título “Ars longa, vita brevis” -el arte es largo, pero la vida es corta-, frase atribuida a Hipócrates, la Orquesta Municipal de Música de Mequinenza, dirigida por Alex Prats, ofreció un concierto emocionante y didáctico en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en el que invitó al público a un breve viaje musical a través de diferentes épocas y estilos a lo largo de 500 años de historia de la música.
El recorrido se inició en el siglo XVI con “Mille Regretz”, una delicada canción de amor renacentista de Josquin DesPrez, considerada todo un éxito en su tiempo y versionada incluso por compositores de otros géneros, como Cristóbal de Morales. A continuación, la orquesta interpretó dos piezas icónicas del Barroco: “La Sarabanda” de Haendel, popularizada por Stanley Kubrick en Barry Lyndon, y el “Aria” de la Suite nº 3 de Bach.
Uno de los momentos más especiales de la tarde llegó con la interpretación de dos movimientos de una obra inédita de Wolfgang Amadeus Mozart, “Minuet” y “Finale” de la Serenata Nocturna K. 648, escrita cuando el compositor tenía apenas ocho años y descubierta recientemente en Leipzig, en otoño de 2024. Esta serenata fue interpretada por primera vez en Mequinenza, en Aragón y posiblemente en España. Una oportunidad única para el público, que pudo escuchar una pieza histórica apenas conocida hasta ahora.

El concierto continuó con el “Allegretto” de la Séptima Sinfonía de Beethoven, una obra de intensidad creciente que emocionó, y la popular “Serenata” de Schubert, seguida de la vertiginosa cabalgata final de la obertura de “Guillermo Tell” de Rossini, que levantó una cerrada ovación. El concierto sirvió para reivindicar el talento de compositoras como Fanny Mendelssohn. Su obra “Junio”, incluida en el ciclo “El año”, fue interpretada con sensibilidad y elegancia, recordando que la historia de la música también debe dar espacio a las creadoras.

La emotividad regresó con “Canciones que me enseñó mi madre”, de Dvořák, una pieza cargada de memoria y ternura. Como colofón, la orquesta interpretó el “Nimrod” de las “Variaciones Enigma” de Elgar y el célebre “Vals” de Shostakóvich, completando así un recorrido musical tan diverso como accesible.
El público, puesto en pie, despidió con una calurosa ovación a la orquesta, que ofreció un bis fuera de programa: el enérgico “Libertango” de Astor Piazzolla, que cerró el recital. Un concierto para el recuerdo en el que los intérpretes de la Escuela Municipal de Música de Mequinenza pusieron el talento y la capacidad de la música para emocionar, enseñar y perdurar. Porque la vida es corta, pero el arte, afortunadamente, es largo.