En el marco del 8M, desde los Museos de Mequinenza recordamos a cinco mujeres de Mequinenza que, en el siglo XIX y principios del XX, desafiaron los límites de su época y dejaron huella en la historia. Pilar Pascual Sanjuan, María Quintana Ferragut, Elvira Ibarz Ibarz, María Castelló Ibarz y María Vallés Sostres fueron pioneras en sus respectivos campos, abriendo camino para las generaciones futuras.
Pilar Pascual de Sanjuán, Pilar Pascual Ibars (1837-1899)
Pilar Pascual de Sanjuán nació el 23 de marzo de 1837 en Cartagena (Murcia), hija de Francisco Pascual, capitán de artillería, y la mequinenzana Mariana Ibars. Tras la prematura muerte de su padre, regresaron a Mequinenza con su madre que se encargó de su educación. Pilar mostró desde joven una gran pasión por la lectura y un interés particular por la enseñanza de las niñas. A los 21 años se casó con el farmacéutico mequinenzano Joaquín Sanjuán, con quien se trasladó a Lérida, donde obtuvo el título de maestra y fundó su propio colegio. Tras quedar viuda a los 30 años, intensificó su carrera docente, obteniendo varias plazas de enseñanza en diversas ciudades como Sabadell y Barcelona. Fue una figura clave en la educación femenina y desempeñó un papel fundamental en la vida cultural de Barcelona.
A lo largo de su vida, Pilar Pascual de Sanjuán no solo se dedicó a la docencia, sino también a la escritura. Fue poetisa, dramaturga y periodista, y sus obras estaban orientadas principalmente a la educación infantil femenina. Entre sus títulos más destacados se encuentran Flora, Los Albores de la Vida o Lecciones de Economía Doméstica para Madres de Familia. Sus libros fueron reeditados en numerosas ocasiones y tuvieron un gran impacto en los inicios del feminismo en España. Pilar falleció en 1899 en Barcelona, dejando un importante legado literario y pedagógico, convirtiéndose en una de las figuras más influyentes en la educación femenina del siglo XIX en España.
María Quintana Ferragut (1878-1968)
María Quintana Ferragut nació en Mequinenza el 15 de abril de 1878 y falleció en Madrid el 23 de noviembre de 1968. Desde joven destacó por su brillante expediente académico, lo que le permitió obtener una beca para estudiar en la Escuela Normal de Maestras, donde se graduó con excelentes calificaciones. Comenzó su carrera docente en diversos centros escolares de Zaragoza, y más tarde se trasladó a Navarra tras obtener el puesto de maestra titular. Su carrera continuó en Sevilla como Inspectora de Primera Enseñanza y en 1911 alcanzó un hito histórico al ser nombrada Inspectora General de Enseñanza Primaria, convirtiéndose en la primera mujer de España en lograr este cargo después de obtener uno de los tres primeros puestos en la primera promoción de la Escuela de Estudios Superiores de Magisterio.
Fue una figura clave en la política educativa de su tiempo y defensora activa de la educación infantil provomiendo iniciativas como las colonias escolares o las Escuelas Maternales. En Mequinenza, durante la Dictadura de Primo de Rivera, logró una subvención para la construcción de un magnífico grupo escolar que albergaría las escuelas y que recibiría su nombre en honor a su legado. Fue vocal de la Federación Ibérica de Sociedades Protectoras de Animales y Plantas y habilitó su chalet en Salou como sede de colonias de verano para niños mequinenzanos. Fue distinguida con varias condecoraciones como la Cruz de Alfonso XII, y recibió los títulos de encomienda de Alfonso X el Sabio y la Cruz al Mérito Civil.
Elvira Ibarz Ibarz (1891-1953 )
Elvira Ibarz, junto a su esposo Jaume Beleta y su familia, se involucró activamente en la lucha antifranquista y en la Resistencia Francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Tras la Guerra Civil Española, la familia se refugió en el sur de Francia organizando la explotación forestal en el Col de Py para encubrir las actividades de los guerrilleros españoles. Las tres mujeres de la familia, Elvira, Conchita y su hija María, actuaron como enlaces para los maquis, transportando mensajes y suministros. En mayo de 1944, su casa fue asaltada por las fuerzas colaboracionistas de la Francia Ocupada, resultando en la captura de las tres mujeres, quienes fueron entregadas a la Gestapo y interrogadas antes de ser deportadas en el “tren fantasma” hacia Alemania.
Tras un largo y penoso traslado, fueron internadas al campo de concentración de Dachau y Ravensbrück, donde fueron sometidas a trabajos forzados. En condiciones inhumanas, Elvira fue castigada por sabotaje, y su hija María enfermó gravemente y fue trasladada a Bergen-Belsen. A medida que los nazis evacuaban los campos ante el avance aliado, Elvira y Conxita sobrevivieron a la “marcha de la muerte”, logrando escapar y alcanzar las fuerzas rusas y estadounidenses. Tras la guerra, regresaron a Toulouse, donde se reencontraron con Jaume. Elvira fallecía en 1953.
María Castelló Ibarz (1914-1945)
María Castelló Ibarz nació en 1914 en Mequinenza y su infancia quedó marcada por la emigración debido a la crisis minera. Su madre y su padrastro, comprometidos políticamente, formaron parte de la resistencia contra el régimen franquista. Tras la derrota de la República, la familia se exilió en Francia, donde María y su esposo Josep Ferrer colaboraron activamente con las redes de resistencia, ayudando a evadir a personas perseguidas por los nazis y realizando labores clandestinas a través de la Red Ponzán, que evacuó a miles de personas, incluidos aviadores y refugiados de diferentes países ocupados.
Con la invasión nazi de Francia, ella y otras mujeres de la familia, conocidas como “las Beleta”, continuaron la lucha operando en el sur de Francia y colaborando con guerrilleros clandestinos. Fueron detenidas en 1944 tras un tiroteo en su casa, donde escondían un grupo de guerrilleros, y aunque fueron sometidas a torturas, nunca revelaron información sobre sus actividades. Finalmente, fueron deportadas a los campos de concentración nazis, primero a Dachau, a Ravensbrück y finalmente a Berguen-Belsen. Un año después de su liberación, María fallecería en Tolouse en 1945 a causa de las enfermedades contraídas.
María Vallés Sostres (1917-1937)
María Vallés Sostres nació el 15 de octubre de 1917 en Mequinenza. Fue una pianista prodigio que destacó en la escena musical catalana de los años veinte y treinta. Desde pequeña, mostró un talento excepcional para la música, siendo instruida inicialmente por su padre, Leopoldo Vallès. Posteriormente, continuó su formación en Barcelona con el reconocido pianista Joan Molinari i Galceran. A los once años, su brillantez al piano la llevó a ofrecer recitales en el Palau de la Música Catalana y otras ciudades catalanas, obteniendo elogios de la crítica y el público. Su repertorio incluía piezas de Mozart, Chopin, Schubert y Albéniz, y su virtuosismo la convirtió en una de las promesas más destacadas del panorama musical de la época.
Sin embargo, su prometedora carrera se vio truncada por su prematura muerte el 15 de junio de 1937, a los 19 años, a causa de una neumonía. A pesar de su corta vida, dejó una huella importante en el ámbito musical, siendo recordada por su destreza y sensibilidad interpretativa. Su talento fue ampliamente reconocido por la prensa catalana de la época, que la describía como una concertista excepcional con un futuro brillante. Está enterrada en el cementerio del Poblenou de Barcelona.