El proyecto “La memòria dels carrers” tiene por objeto recoger, calle a calle, la tradición oral salvaguardando el patrimonio inmaterial y la memoria colectiva que conservan los habitantes del antiguo núcleo urbano de la localidad
Una veintena de vecinos que residían en la calle Zaragoza, en el antiguo núcleo urbano de Mequinenza, respondían a la convocatoria del Centro de Estudios Jesús Moncada (CEJM) para iniciar el proyecto “La memòria dels carrers”. Se trata de una iniciativa que tiene por objeto crear un banco de la memoria colectivo recogiendo, calle a calle, la tradición oral salvaguardando así el patrimonio inmaterial y la memoria colectiva que todavía conservan los habitantes del “Poble Vell”, desaparecido por la construcción del embalse de Riba-roja.
En el primero de los encuentros se convocó a los vecinos de la calle Zaragoza. Fue una de las principales arterias del antiguo núcleo urbano, que prácticamente atravesaba el “Poble Vell” de este a oeste y que unía la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción con el Grupo Escolar María Quintana. Era, junto a la calle Mayor, una de las arterias comerciales de la localidad donde estaban situados un buen número de comercios e industrias que reflejan la importante actividad económica de la localidad.
Los vecinos participantes, muy activos durante el encuentro que ha superado las dos horas de duración, han ubicado esos comercios e industrias en un plano, han descrito la calle tal y como la recordaban y han explicado un buen número de anécdotas y el quehacer diario. Además se ha dejado la puerta abierta para que aporten fotografías y documentos, si lo desean, que se digitalizarán para su conservación en el Centro.
El proyecto pretende recuperar los recuerdos del antiguo núcleo urbano para “rellenar” los huecos existentes en la historia de la localidad y que se perdieron, en parte, en el traslado al actual núcleo urbano entre finales de los 60 y principios de los 70. La mecánica escogida para llevar a cabo esta recopilación es convocar a los vecinos que vivían en una calle concreta a un reencuentro para que afloren los recuerdos, tanto orales, documentales o fotográficos, y que quede constancia de ellos en el banco de la memoria colectiva que custodiará el CEJM. Estas reuniones se convocarán con carácter mensual recorriendo todas las calles del antiguo núcleo urbano.